EL NIÑO DE LOS CINCO PANES Y LOS DOS PECECILLOS (QUÉ IMPACTÓ SU VIDA)
Y cuando todo había finalizado haciendo el milagro de alimentar a cinco mil hombres (sin contar a las mujeres y a los niños), con aquello poco que multiplicó Jesús, les ordenó a sus discípulos que recogiesen los pedazos que sobraron para que no se perdiera nada.
Juan 6:13- Recogieron, pues, y llenaron doce cestas de pedazos, que de los cinco panes de cebada sobraron a los que habían comido.
El impacto de estos hechos en la vida de ese niño sería para siempre. Es imposible que algo más le haya dejado una huella tan profunda como lo que vivió con Jesús.
Es posible que estos pudieron ser los hechos después en la vida del jovencito.
Finaliza la reunión, difícil le era cargar la cesta con los pedazos, posible sea o haya sido que alguien le ayudará a llevarlo a casa. En el camino ellos no podían dejar de intercambiar todo cuanto había acontecido y de las obras maravillosas de Jesús.
Al llegar a casa, posible fue que decidiera compartir con el que lo ayudó o los que ayudaron compartiendo algo de los pedazos del pan, y al volver a ver la cesta, aún permanecía repleta.
Entra a su hogar, allí están sus padres y lo ven con una cesta repleta de estos pedazos de pan. Sorprendidos le preguntan, de dónde has obtenido todo esto. De manera incontrolable les hace saber, Jesús, Jesús. ¿Qué nos estás tratando de decir, ya que no te entendemos aún? Cuando se controla un tanto de su gran entusiasmo, les hace saber finalmente que Jesús fue el que a través de un milagro multiplicó los panes que su madre le había entregado y al igual los pececillos, y que alimentó según pude escuchar al discípulo que era uno de ellos que contaban, cinco mil.
Mamá, papá, esto era algo increíble, debieron de haberlo visto, debieron de estar allí. Tomó el pan, los pececillos, los elevó, dio gracias a Jehová y de allí frente a nuestros ojos vimos que todo comenzó a multiplicarse o elevarse de tal manera que era incontrolable. Y todos tomaban sin temor o limitación de lo que podían comer, y todos se saciaron. Y es de ese milagro que he podido retornar a casa con estos pedazos que sobraron de lo que hizo Jesús.
Es posible que sus padres al igual quedaron impactados, y decidieron que querían compartir con aquellos que estaban cercanos a su hogar. Cuando de la cesta sacaban para compartir, es posible que se continuase multiplicando y permanecía aún llena. Y posible sea que se animaron a compartir más con muchos otros.
El hecho es que, de la vida impactada de ese niño, la vida de sus padres halla al igual sido impactada por todo aquello que les relataba su hijo y por la evidencia que tenían ante ellos. Es posible que esto los indujo o provocase de buscar al igual, estar en compañía del Redentor para oír y ver de sus obras maravillosas.
Posible sea que este pequeño creció y fue un hombre temeroso de Dios, por el impacto que tuvo Jesús en su vida. Es probable que aquello influenció en toda su vida, ya que no fue algo del cual se olvidaría jamás.
Vio a Jesús, escuchó a Jesús, pudo participar de su obra milagrosa. Todo esto suma a una experiencia imposible de borrar, y de una experiencia del cual no se cansaría jamás de compartir, de hacer saber a todos cuántos estarían dispuestos a oír.
¿Qué fue aquello que impactó su vida y los transformó? Gloría a Dios, si es Jesús.
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